El Señor le dijo a Pablo:
«¡Deja que Mi Gracia te sea suficiente, porque Mi Fuerza es poderosa sólo en los débiles!»
a lo que San Pablo reconoció:
«Entonces, pues, ¡yo quiero elogiarme mucho más de mi debilidad, para que la fuerza de Cristo viva siempre en mí!
Y por eso entonces yo, Pablo, estoy ahora siempre de buen humor, dentro de mi debilidad, tanto en la flaqueza como en las emergencias, persecuciones y miedos por Cristo.
¡PORQUE SÉ MUY BIEN QUE SÓLO SOY FUERTE CUANDO SOY DÉBIL!»
Dice el Señor:
«¿Por qué es esto así? — ¡Porque Pablo sabía bien que Yo siempre estoy más cercano al débil, que se vuelve humilde, que al fuerte o, por lo menos, a aquel que tontamente se considera fuerte!
¡¿Quiénes caen mucho mas frecuentemente, durante el andar, que los niñitos?! Y sin embargo Yo digo: "Si nos os volvéis como los pequeños, no entrareis en Mi Reino del Cielo!"
De esto puedes ver bien porqué Pablo se elogiaba en su debilidad, ¡pero también de esto puedes ver bien que el buen pastor deja a las 99 ovejas justas y va buscar a la número cien, a la perdida, y si Él la encuentra la pone inmediatamente sobre su hombro con la mayor alegría y la lleva a casa! — ¡Y finalmente también puedes entender, muy claramente, el elogio de Pablo a la debilidad del hecho que el Padre fue solo al encuentro del hijo perdido, lo recibió, y entonces incluso le preparó una gran cena, lo adornó, con el anillo del Señor y lo puso en gran honra!»
Fuente: Dádivas del Cielo, tomo 2, recibido por Jakob Lorber el 21/4/1843